Alianza Franco-Gabino o el Wikileaks de Milenio

Alfredo martínez de Aguilar/ Despertar

 

¡No hay nada nuevo bajo el sol!, reza el libro sapiencial del Eclesiastés o Libro del Predicador del Antiguo Testamento, cuyo significativo se amplía al al hecho de que no hay nada oculto bajo el sol.
Si lo dudan, ahí están los cientos de miles de documentos confidenciales del gobierno de los Estados Unidos, considerados top secret, desvelados por el Gran hermano de Wikileaks.
La inteligencia, audacia y visión del australiano Julian Assange lo mantiene ubicado en el ojo del huracán global, provocado por la revelación del genocidio norteamericano en Irak y Afganistán.
El gobierno mexicano no escapa, por supuesto, a la publicación de los cables diplomáticos con ácidas críticas a las deficiencias en la guerra contra el narcotráfico, enviados a Washington.
Guardadas las debidas proporciones para no exagerar, los diversos medios de comunicación mexicanos realizan, también, su mayor y mejor esfuerzo por desvelar la realidad política nacional.
Bajo la firma del controvertido colega Diego Enrique Osorno, Milenio Semanal, desvela en un amplio reportaje intitulado La inconfesable alianza de Gabino Cué… con Jorge Franco Vargas.
El trabajo periodístico de Osorno en Milenio diario caló hondo a favor y en contra de las y los oaxaqueños, por su cobertura de los acontecimientos del prefabricado conflicto del 2006.
Posteriormente, Diego Enrique compiló sus notas informativas, entrevistas y reportajes en el libro Oaxaca sitiada. La primera insurrección del siglo XXI, obra que salió al mercado en junio de 2007.
El Julian Assange mexicano revela que el mayor aliado clave y oculto de Gabino Cué para derrotar al PRI-gobierno, fue nada menos que Jorge Franco Vargas, el brazo derecho de Ulises Ruiz Ortiz.
De entrada, Osorno confirma lo que es un secreto a voces entre las y los oaxaqueños, en el sentido de que Jorge Eduardo Franco Vargas cuenta con el mayor aparato de espionaje político en Oaxaca.
“El hombre más poderoso en Oaxaca durante el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz, intervino en 2009 los teléfonos del diputado federal Eviel Pérez Magaña”, revela en su reportaje Diego Enrique Osorno.
Lo que el Assange mexicano no reveló en el Wikileaks semanal es que el espionaje, a través de intervenciones telefónicas, se hace extensivo a funcionarios, políticos, empresarios y periodistas.
Jorge era desplazado al saber que desde entonces Eviel, se perfilaba como el delfín del gobernador para contender por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones de 2010.
Franco, dirigente estatal del PRI, “era una especie de vicegobernador. Salvo “el dedazo” de la sucesión, las otras decisiones administrativas y políticas importantes se tomaban en su oficina”.
En ese entonces, el poder que le había otorgado su amigo Ulises Ruiz desde el primero de diciembre de 2004 no sólo se mantenía intacto, sino que había crecido. Hoy, son enemigos.
No para uno en sorpresas al leer a Osorno al revelar que Franco, el funcionario más señalado por encabezar la represión en contra de la APPO y otros grupos rebeldes, logró lo inimaginable.
“Cué trataba de incluir a los perredistas estatales en la alianza con el PAN, PT y Convergencia y, paradójicamente, no fueron el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, ni el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quienes determinaron el apoyo del PRD a Cué”.
“Además de información sobre movimientos estratégicos del equipo priista, el equipo de Gabino Cué recibió información de actos de corrupción presuntamente realizados por Ruiz y Pérez Magaña.
“Algunos se filtraron a la prensa, como los contratos otorgados por Pérez Magaña, cuando fue secretario de Obras Públicas, a un hermano constructor de Ulises Ruiz Ortiz. Pero otros actos no se revelaron, como la compra masiva y el equipamiento con recursos públicos de tierras privadas en Huatulco, en las cercanías del río Copalita”. ¡Qué tal, eh!