El Oaxaca bárbaro y los cárteles narcopolíticos

Los demonios andan sueltos y van triunfando. Con las ejecuciones de los dos “porros” en la explanada de Santo Domingo suman ya once ejecutados en sólo dos semanas y sigue el conteo.
En términos futboleros hasta el momento, la delincuencia organizada ha metido una fea goliza de once a cero a las autoridades. ¿O sería mejor decir patiza? Más las ejecuciones que se acumulen.
Pese a la atracción de algunos casos por la PGR, como la ejecución del dirigente del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui, Heriberto Pazos Ortiz, extrañamente las investigaciones no avanzan.
El mayor problema es la percepción global que dichas ejecuciones dejan de Oaxaca como pueblo bárbaro por violento, además de la ineptitud de las autoridades ministeriales estatales y federales.
Y que los funcionarios de seguridad estatal y federal no nos vengan con el pretexto de que las ciudades del norte están peor que nosotros, porque consuelo de mucho es consuelo de tarugos.
Diversas circunstancias, entre otras, el modus operandi de los sicarios en las ejecuciones hacen presumir fundadamente que en el caso de Oaxaca éstas tienen, también, una alta carga política.
¿Qué sabe el gobernador Ulises Ruiz Ortiz que entre líneas hizo una revelación demoledora al calificar los crímenes “como parte de la estrategia nacional de combate a la delincuencia”?
Menos político y más policía, Javier Rueda, secretario de Seguridad Pública, fue más allá al declarar que en Oaxaca pretenden “enrarecer el clima” a casi un mes de la transición en el Estado.
Ruiz Ortiz y Rueda Velásquez coincidieron en expresaron lo anterior en torno de la ejecución del controvertido “porro” Rubén Marmolejo “El Dragón” y José María González Porras “El Güero”.
¿Las palabras del gobernador y del secretario de Seguridad Pública confirman la sospecha de que las ejecuciones de líderes sociales y personajes incómodos, se tratan de una Operación Limpieza?
¿A quién está dirigido el mensaje revelador de Ulises Ruiz y Javier Rueda, cuando presuntamente “la lectura es que hay interés de enrarecer el clima previo a la terminación del Gobierno”?
¿A qué grupo político en el poder estatal o nacional interesa limpiar Oaxaca o bien, qué grupo desplazado, busca provocar ingobernabilidad y desestabilizar al gobierno saliente o entrante?
¿A quién beneficia enrarecer el clima político en Oaxaca? ¿Por qué y para qué? ¿Qué grupo político estatal o nacional tiene la fuerza, poder y dinero para actuar con total impunidad?
No de otra manera puede llamársele a realizar las ejecuciones a plena luz del día en la propia oficina de la víctima, en las goteras de la ciudad o en pleno Centro Histórico y con testigos.
En los dos últimos casos, las ejecuciones de Beto Pazos y de los “porros” El Dragón y El Güero, se realizaron al mejor estilo de los sicarios colombianos de Escobar, desde motocicletas, en pareja.
En todos los casos, además, han sido golpes certeros, que revelan una fría y calculadora planeación, lo que evidencia que bien se puede tratar de acciones de cárteles narcopolíticos.
Probado está que no hay crimen perfecto, salvo que se trate de crímenes de Estado desde las propias cañerías del poder. ¿A quién le interesa incendiar a Oaxaca en la actual coyuntura?
Al margen de los cárteles narcopolíticos que se disputan el poder y el dinero en Oaxaca los más afectados son las y los oaxaqueños, quienes ven esfumarse la paz y tranquilidad en el Estado.
De continuar las ejecuciones de dirigentes sociales y personajes incómodos los días y las semanas siguientes, previas al relevo gubernamental, confirmarían la Operación Limpieza en Oaxaca.

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